domingo, 31 de julio de 2011

Puedo volar.

Desde el principio me llamó la atención. 
Estaba buscando una película para ver. Y un nombre me llama la atención. Odette, una comedia sobre la felicidad. Se veía una imagen de una señora que estaba leyendo en un micro. Pero estaba flotando. 
Me causa intriga. Doy vuelta la caja y la parte de atrás explicaba que Odette, aparentemente, no tenía ninguna razón para ser feliz, pero lo era. En cambio Baltasar tenía todo para ser feliz, pero no lo era. Era una película que contaba la historia de un encuentro entre una señora optimista y un hombre deprimido que le estaba buscando el sentido a su vida. 
La llevó.
En efecto, la pobre Odette era una desgraciada que no tenía un motivo para sentirse feliz. Pero así se sentía cuando abría las persianas en la mañana, y se sentía igual cuando las cerraba a la noche. Ponía música. Cocinaba y bailaba; preparaba la mesa, bailando. Sonreía. No había una explicación. Era feliz. 
En efecto, Baltazar era infeliz. Tenía una mujer y un hijo. Tenía plata. Era exitoso en lo que hacía. Pero no le alcanzaba. Varios eventos hace que se despierte y se dé cuenta que en realidad estaba viviendo la felicidad de los otros. Había pensando que el éxito, la plata y muchas mujeres lo harían feliz. Pero eso funcionaba para otros, no para él. 
En efecto, se produce el encuentro de esta señora optimista y de este hombre deprimido que ,desorientado, buscaba un sentido a su vida. 

Odette y Baltasar me volvieron a enseñar que cada uno tiene que encontrar su felicidad. Cada uno tiene que encontrar aquello que haga que su vida tenga sentido, aquello que dé luz y fuerza para luchar contra lo malo y aún así, mantener la cabeza erguida. Es una tarea personal e inevitable y cumplirla es la única forma de sobrevivir, de construir una piedra, un cimiento lo suficientemente fuerte para sostenernos y darnos impulso (y llegar más alto). 
Me volvieron a enseñar también que ese búsqueda es mejor hacerla con optimismo y llenarla de cosas que nos hagan bien. En el caso de Odette ( y creo que en el mio) música y lectura. 
Odette me mostró que es verdad: cuando estamos felices (aunque sea con muy poco) podemos volar.