Hay, sin embargo, un lugar en el que se respira un aire diferente. Al llegar a 10 y 51, en el Teatro Argentino, no solo nos encontramos con el personal típico del mismo. Actualmente eso cambio, convirtiéndolo por fuera en un lugar distinto.
En todas sus puertas, rincones, escaleras hay chicos y chicas, de todas las edades, que hacen lo que más les gusta: andar en skate.
En todas sus puertas, rincones, escaleras hay chicos y chicas, de todas las edades, que hacen lo que más les gusta: andar en skate.
Muchos se preguntarán, ¿por qué en ese lugar?, ¿por qué utilizar un espacio que está destinado a funciones de operas, ballet, conciertos, etc. para algo tan distinto como andar en patineta?


Esta situación no es fácil de resolver, más allá de eso a los skaters no les importan que las paredes estén llenas de carteles que dicen a gritos que su presencia no es bienvenida, ellos igual están ahí. No importa cuántas veces los encargados de seguridad los “inviten a retirarse”, ellos vuelven. Francisco, de 24 años, nos cuenta divertido que cuando los echan de una parte del Teatro, se van a la otra esquina, a esperar que pase un tiempo y después vuelve a su lugar preferido.
Es difícil, por no decir imposible, para la policía evitar que los skaters le den al Teatro un uso indebido pero completamente satisfactorio según ellos.
Para ambas partes de este conflicto la solución es que les provean de un lugar habilitado para el uso que ellos le dan, un skatepark. Los principales interesados el año pasado, gracias a la fuerza de voluntad, ganaron el presupuesto participativo que les iba a permitir conseguir este lugar. Sin embargo la propuesta quedo en la nada y todo siguió igual.
Francisco también nos cuenta que es muy difícil avanzar en este tema, porque “nadie hace nada”. Es complicado movilizar a todos los que asisten al Teatro a practicar sus saltos y trucos, y todos los que intentaron conseguir algo, no pudieron y se cansaron.

Lo que los mueve es la continua búsqueda de un poquito más de adrenalina. La consiguen tratando de desafiar las leyes de la física y la gravedad. No importa que tan fuerte sea el golpe al caer, se levantan, saltan sobre su skate, y vuelven a tomar carrera. con la cabeza baja , los hombros sueltos preparándose una vez más para saltar y conseguir estar una décima de segundo más en el aire, y así sentirse volar.
Agus Gallardo, Mafi Salicaro y Belen Valenzuela.
(elegir una prática cultural que se desarrolle en tu ciudad y describirla)
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