martes, 12 de julio de 2011
Quiero bailar el Futterwacken.
Alicia En el País de las Maravillas. ¿Cómo cansarse de una película como esta?.
No puedo. Y cada vez que la vea, me va a gustar de alguna otra manera.
Porque en ese país que Alicia bautizó como el de las Maravillas reinaba una Reina Blanca, una que había jurado no lastimar a ninguna creatura. Jamás.
Pero Iracebeth se cansó de que su hermana enamorará a todos, "incluso a los muebles". Se hartó y eligió ser temida en vez de ser amada. Eligió el miedo antes que el respeto. Y se hizo adicta a una autoridad que nunca tuvo y que protegía con el "¡Corten su cabeza!".
Había una manera ya establecida, predestinada que marcaba el orden y la forma de los hechos a suceder. Pero cuando a la chica que se estaba transformando en Alicia le tocó la hora de seguir ese destino, se negó- Ya no quería que le digan que hacer, cuando correr, cuando encogerse o cuando agrandarse. Había un camino que ya estaba marcado. Pero ella iba a marcar uno diferente, sus pasos no iban a seguir las huellas. No, ya no.
¿Cómo cansarse de una película que enseña a pensar 6 cosas imposibles antes del desayuno?. Porque lo imposible no existe por sí mismo. Es una construcción propia, cada uno marca la línea que separa lo que se puede y lo que no se puede hacer. Pero, como en sueños, comprobé que es una línea que se puede borrar.
-¿Estaré enloqueciendo?
- Sí. Estás loca, chiflada. Pero, ¿puedo contarte un secreto? Sólo la mejor gente lo está.
Y así, mitad chiflada, bailando el futterwacken, y pensando seis cosas imposibles antes de desayunar, voy en camino a convertirme en la Alicia que puedo ser.