La lluvia puede ser linda y puede ser desalentadora.
Puede ser romántica o depresiva.
Puede alegrarnos y hacernos saltar de emoción con la misma energía que caen sobre el suelo los truenos.
O puede hacernos llorar, en mimesis a los amplios y grises cielos.
Puede hacernos correr, dándonos la sensación de estar escapando de un algo omnipresente.
O quizás, con esa lluvia tranquila, nos de ganas de caminar despacio mirando y prestando atención a las miles de gotas que chocan y marcan sus ritmos contra los cristales de los autos.
Tal vez con la lluvia que este hoy nos regaló te permitiste saltar en un charco de agua, o quedarte un ratito mirando para arriba (clave, con los ojos cerrados) y sentiste como pequeños golpecitos en los ojos, la nariz, la boca, los cachetes.
Cada lluvia, cada tormenta es diferente.Vale la pena que, al menos una vez, no te escapes, no vayas corriendo a tu casa y digas ¡que lluvia de mierda! Un día tarda un poco más en llegar a tu casa. Si total, no es mas que agua.