lunes, 6 de febrero de 2012

Soñe, que soñabas.

Como en un sueño,  todo gira, todo va muy rápido;
 yo ahí en el medio de este caos, esperando tu rescate.
Creo que soñé una idea. 
Empiezo con un "creo", porque con eso que pasa mientras duermo, nunca estoy segura. Un poco de recuerdos, de cosas que ya pasé, que ya pensé; otro, de cosas extrañas para mí, y el ingrediente (que siempre me sobra) de lo que no sé explicar, lo innombrable. 
Sigo con "idea", porque no sé que nombre ponerle. Es una declaración, un principio, un final. Se impone, así, de repente, con la certeza de un saber ya milenario. Pero la duda no tarda en llegar. Igual, no la quiero ni escuchar. 
Lo que se me ocurrió, lo que soñé (o como fuese) es que durante un tiempo indefinido, mi sueño fue compartido.
No era nada muy especial, no pasaba nada extraño y los tuve mejores. Aunque no puedo ver claro lo que sucedía, hay una sensación que si permanece. Cuando sueño, y hay un grupo de personas, tengo la sensación de que sus acciones las decide mi yo-que-sueña. En este sueño, del que acabo de despertarme, él y yo compartíamos una sonrisa de complicidad, por sabernos los dos autócratas, libres, claro: dentro de los límites ya puestos por el sueño.
 Ahora que este ensueño que fue soñado, fue dicho en voz alta, no me lo voy acordar como un sueño, sino como algo que SI paso. ¿Por qué decir que es irreal? ¿Sólo por que estaba durmiendo? 

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