viernes, 26 de agosto de 2011
ya sé que no te va a gustar.
Y la verdad, sin la verdad
no van a llegar muy lejos
porque ellos no pueden volar
no conocen el viento.
(Ahora... la verdad ya hace mucho que me gana al juego de las escondidas)
jueves, 25 de agosto de 2011
armaduras cobardes.
Hay veces que la entereza, la serenidad me definen y eso se refleja en mi mirada, en mi sonrisa y en la forma que camino. Tengo fuerza para sobreponerme a todo y ninguna palabra prohibida sale de mí interior (ni siquiera es necesario que las calle). Ahí, justo ahí es cuando estoy lista y veo posible un camino diferente, una revolución, si, pero de esas que se llevan dentro y se contagian. Una revolución que sale de mí, de muchos más, silenciosa, tranquila, que va a su propio ritmo y tiene como principal combustible la paz y la empatía.
Pero no. No siempre es así. Como suele pasar, al blanco le sigue el negro, hay veces que me siento derrotada. Como si hubiera un "algo" que condenara mis gritos al silencio. Como si en la ultima mano de truco, el azar me regalara tres cuatros.Y ahí me canso. Todo lo que me parecía bueno y genial, me suena a algo vacío, que me marea y me pierde. Palabras huecas que me ilusionan y después me abandonan, dejándome ante el enemigo con un escudo de papel y una espada oxidada, que no aguanta los golpes.
Y ahora, espero que el negro le deje el lugar al blanco, espero que el azar se de vuelta y juegue a mi favor.
(Que lindo es volver.)
Pero no. No siempre es así. Como suele pasar, al blanco le sigue el negro, hay veces que me siento derrotada. Como si hubiera un "algo" que condenara mis gritos al silencio. Como si en la ultima mano de truco, el azar me regalara tres cuatros.
Y ahora, espero que el negro le deje el lugar al blanco, espero que el azar se de vuelta y juegue a mi favor.
(Que lindo es volver.)
sábado, 20 de agosto de 2011
Otra vez del Libro de los Abrazos-
Diego no conocía la mar. El padre, Santiago Kovadloff, lo llevó a descubrirla.
Viajaron al sur.
Cuando el niño y su padre alcanzaron por fin aquellas dunas de arena, después de mucho caminar, la mar estallo ante sus ojos. Y fue tanta la inmensidad de la mar, y tanto su fulgor que el niño quedo mudo de hermosura.
Y cuando por fin consiguió hablar, temblando, tartamudeando, pidió a su padre;
- ¡Ayúdame a mirar!
(La función del arte. Galeano.)
viernes, 19 de agosto de 2011
¿ Por qué no llorar un poco ?
¿Por qué se guardan las cosas? Tanto trueno tanto rayo Las cosas que no se dicen se hacen flores de un pantano. La muerte no existe acá, todo esta vivo, presente. La memoria es asesina, la muerte a la misma muerte. Desembala la memoria que no hay cosa que no sirva. Te va a servir lo amarrado y lo que anda la deriva. ¿Por qué no lloras un poco vos que vas bailando tanto? Llora bien, abrí los ojos y después seguí bailando. Podrán lloverte 100 siglos pero ni un segundo más. La desgracia es cuidadosa llega y se marcha puntual. No te pido que te amargues, me estás entendiendo mal. El apetito no es hambre y moverse no es bailar. Desembala la memoria que no hay cosa que no sirva. Te va a servir lo amarrado y lo que anda la deriva. ¿Por qué no llorar un poco vos que vas a bailando tanto? Llora bien abrí los ojos y después seguí bailando.
miércoles, 17 de agosto de 2011
Fuegos bobos.
Un hombre del pueblo de Neguá, en la costa de Colombia, pudo subir al alto cielo.
A la vuelta contó. Dijo que había contemplado desde arriba, la vida humana.Y dijo que somos un mar de fueguitos.
-El mundo es eso -reveló- un montón de gente, un mar
de fueguitos.
Cada persona brilla con luz propia entre todas las
demás.
No hay dos fuegos iguales. Hay fuegos grandes y fuegos chicos y fuegos de todos los colores. Hay gente de fuego sereno, que ni se entera del viento, y gente de fuego loco que llena el aire de chispas. Algunos fuegos, fuegos bobos, no alumbran ni queman; pero otros arden la vida con tanta pasión que no se puede mirarlos sin parpadear, y quien se acerca se enciende.
El mundo. Galeano.
A la vuelta contó. Dijo que había contemplado desde arriba, la vida humana.Y dijo que somos un mar de fueguitos.
-El mundo es eso -reveló- un montón de gente, un mar
de fueguitos.
Cada persona brilla con luz propia entre todas las
demás.
No hay dos fuegos iguales. Hay fuegos grandes y fuegos chicos y fuegos de todos los colores. Hay gente de fuego sereno, que ni se entera del viento, y gente de fuego loco que llena el aire de chispas. Algunos fuegos, fuegos bobos, no alumbran ni queman; pero otros arden la vida con tanta pasión que no se puede mirarlos sin parpadear, y quien se acerca se enciende.
El mundo. Galeano.
lunes, 15 de agosto de 2011
Volviendo.
Como nadie me espera, cuando desaparezco no dejo rastros. Cuando voy corriendo por estos desiertos, mi estela de luz y espuma -parecida a la del mar- es efímera, y no da pistas al que busca el mismo camino. Un sendero que se transforma en laberinto que no tiene centro, ni premio ni salida de emergencia. Las paredes se me cierran sobre la espalda, sobre mi cabeza. Esta cabeza que no para de pensar, este corazón que no deja de latir y que, encima, se pelean entre sí. Peleas que no tienen sentido porque ni el uno ni el otro se escuchan.
Y ahora escuchado como la estrella de alguien se apago, me acuerdo y busco la mía: la muy turra me abandonó. Y me duele porque sé que no hay otra igual, y me duele porque ahora avanzo a paso lento, en la oscuridad.
jueves, 4 de agosto de 2011
miércoles, 3 de agosto de 2011
Esclava de lo que digo. Dueña de lo que callo.
Las palabras que muchas me salvan pueden ser, al mismo tiempo, una sentencia que condena.
Para tomar impulso y llegas más alto. |
Por eso, me callo. Por eso trato de elegir bien lo que digo y lo que me guardo.
En mi mundo, según mi diccionario decir algo en voz alta es darle una entidad a algo que no quiero que sea verdad. Guardarlo adentro mío significa restarle importancia, minimizarlo. Que se quede sin ver al sol es como actuar a que es mentira. Si todo adentro mío quiere gritar dolor, me coso la boca con agujas de plata e hilo de oro. En cambio, sonrío; busco alguna cosa buena y eso sí, lo grito.
No es lo mismo que mentir. Es mi mecanismo de defensa. ¿De qué? De mí misma. Así, es como defiendo y escondo las espinas de la rosa.
Hacer esto es preferir el optimismo antes que a la queja. Una sonrisa en vez de un semblante preocupado. Es poner prioridades. Mi prioridad fue, es y será lo bueno, la luz.
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